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Problemas refractivos

 
Dr. Jose Dalma
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Se refiere a una serie de padecimientos en los que el sistema de lentes del ojo, cuyo objetivo es enfocar la luz sobre la retina para generar una imagen nítida, no funciona bien, ya sea por ser muy fuertes, muy débiles o distorsionados de alguna forma.

El ojo cuenta con dos lentes principales para enfocar la luz: la córnea y el cristalino. La córnea es un lente en forma de media esfera en la parte del frente del ojo, es la capa transparente que cubre el iris, la parte de color del ojo.

El cristalino es un lente en forma de lenteja que se encuentra por detrás del iris. La córnea provee cerca del 75% del poder refractivo del ojo, el cristalino el otro 25%. Además, el cristalino tiene la capacidad de moverse y es lo que nos sirve para enfocar objetos a diferentes distancias.

Cuando este sistema óptico es demasiado “fuerte”, hace que los objetos lejanos se vean borrosos, aún cuando los cercanos se ven claros. Esto se conoce como miopía.

Cuando los objetos lejanos se ven más claros que los cercanos lo conocemos como hipermetropía y es cuando el sistema óptico del ojo no tiene la “fuerza” suficiente para enfocar la luz sobre la retina. Una forma particular de la hipermetropía es la presbicia en la cual, con la edad, perdemos paulatinamente la posibilidad de mover el cristalino haciendo difícil la lectura y el trabajo de cerca. Esta es la razón por la cual, después de cierta edad, se requieren lentes para leer o “de vista cansada”.

El astigmatismo se refiere a cuando alguno de estos lentes, habitualmente la córnea, no tiene la forma exacta de una media esfera, sino que sus curvaturas son diferentes en diferentes meridianos, o sea que, en vez de ser una media pelota, su forma semeja mas a medio balón de fútbol americano. Esto hace que la luz no se pueda enfocar en un punto, dando una imagen borrosa.

Gran parte de estos defectos pueden corregirse, ya sea con anteojos, lentes de contacto e inclusive cirugía. Cada método tiene sus ventajas y desventajas. No hay una mejor opción para toda persona y todo defecto. Para decidir la mejor elección hay que analizar el tipo de defecto refractivo, su magnitud, la edad del paciente, sus ocupaciones, pasatiempos, riesgos y salud general.

Hoy en día existen técnicas muy exitosas en la corrección de estos defectos con cirugía laser. Sin embargo, estos procedimientos no son para todos. La mejor opción es el examen completo de sus ojos por un oftalmólogo(a) y platicar con él (ella) cuál es la mejor opción en su caso en particular.

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